Por Roberto PELÁEZ
Si consideramos que el único modo de hacer un gran trabajo es amar lo que haces, debemos coincidir en que la obra literaria ‘Cuba, la isla de la historia’, autoría de Enrique González, capitalino asentado en Las Vegas, clasifica como una obra de lectura imprescindible.
No se trata de un libro cualquiera, de un ejemplar hecho a la carrera, por el contrario, de ahí la dosis de amor apuntada en el párrafo inicial.
Por mucho que se haya escrito -y dicho- de la historia de la isla, en el referido ejemplar el uso del ‘piloto automático’ fue tan pequeño como el punto que da fin a esta oración.
Escrito de manera amena, desenfadada, los interesados van a encontrar en las páginas de ‘Cuba, la isla de la historia’, acontecimientos, unos tras otros, narrados de manera coherente, atractiva, todo ello obra de un hombre carismático, tan sencillo como emprendedor, inquieto y vivaz.
Los presentes en el III Encuentro Internacional de Escritores (sábado 7 de diciembre, Ayuntamiento de North Las Vegas), nos quedamos con deseos de escuchar fragmentos de la obra en voz de su autor, quien por cuestiones personales no pudo quedarse hasta el final del evento. Será en otra oportunidad.
Se da por descontado que la redacción -investigación y consultas aparte- resultó exigente en extremo, con mucho tiempo dedicado a la lectura, escribir, revisar y volver a escribir. Así se hacen las cosas, así se hace un libro. Todo lo demás es hojarasca.
La plática con el autor, días antes de la presentación oficial de ‘Cuba, la isla de la historia’, fue entretenida y profunda, grata. La cubanía que respira, en cada una de las páginas del libro es evidente, denota apego a las raíces.
Amable, talentoso, con sólida educación integral, no sorprende que González emita criterios de política, literatura, cine, deportes, economía, la situación internacional contemplada desde su óptica.
‘Cuba, la isla de la historia’, atrapa desde la primera página, por la forma en que están narrados los acontecimientos. No deje su lectura para después.
