Por Roberto PELÁEZ
La mujer que tengo delante es literalmente una guerrera, Érika Márquez, oriunda de Guanajuato, México, vino a los Estados Unidos a los tres años, es una apasionada de los números y la matemática, tiene cuatro pequeños, además de una fuerza de voluntad a prueba de todo.
Amparada por DACA, se caracteriza por ser una mujer con personalidad fuerte e independiente, decidida, presta siempre a luchar por hacer realidad sus aspiraciones, aunque venga acompañada de arduos trabajos.
“Soy consciente, apunta, que no hay nada más poderoso que una mujer que sabe lo que quiere y está dispuesta a luchar por ello, sobre todo si le asiste la razón y la justicia... recuerde que detrás de cada mujer existe una historia que la convierte en guerrera”, afirma.
Platica de sus pequeñines, de cinco, cuatro, dos años, y el benjamín, de sólo cinco meses, “ellos son el motor que me impulsa a luchar”, advierte.
“Estar bajo la ‘sombrilla’ de DACA impide que sea deportada, obtuve un permiso de trabajo, porque no soy de estar mano sobre mano, esperando que un día pase algo... miles de jóvenes conocemos solo este país, nuestros padres nos trajeron detrás de una vida mejor, tuvieron valor, y nos toca corresponder ahora, estudiar, trabajar, defender los derechos”, esgrime emocionada.
Platica de la organización ‘Doñas Academy’, recuerda que coincidimos en una actividad, y destaca: “somos un grupo de mujeres que potenciamos nuestro amor propio, desarrollamos una fuerza interior, nos sentimos más empoderadas, capaces de protagonizar acciones que hablan a las claras de amor propio”, resalta.
Luego comenta: “aprendí sola a cocinar, en casa predomina la comida mexicana, hago caldos, tacos, burritos, cocido, champurrado, tamales... Daniel -el esposo- y yo estamos juntos desde hace siete años, ya se acostumbró”, precisa. E inmediatamente añade: “hago un envuelto de piña para chuparse los dedos, un día lo voy a invitar, periodista”.
En el 2027 Érika fue diagnosticada con diabetes tipo 2, y seis años más tarde diabetes tipo 1 “he tenido que hacer cambios, camino unos 14 mil pasos diarios para enfrentar la enfermedad”, acota.
“Fui violada a los 10 años, explica, tuve dos abortos provocados y perdí 18 embarazos por problemas de salud, por eso digo que mis cuatro pequeños son ‘bebés arcoiris’, que llegan después de la tormenta. “Pertenezco a Make the Road Nevada por su apego a la comunidad”, concluye.