Ángela Scutaro: “El trabajo comunitario hay que sentirlo, amarlo”

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Por Roberto PELÁEZ

Quedó atrás un cuarto de siglo. Hace 25 años la venezolana Ángela Scutaro hizo las maletas y emprendió viaje rumbo a Estados Unidos. “Cada uno de esos años, apunta, los he vivido en Las Vegas”.

Oriunda de Caracas, allí estudió para desempeñarse como trabajadora social. “Tengo dos hermanos; papá era italiano, emigró a los 16 años, llegamos a tener un negocio de ropa en Venezuela, sin embargo nos animaron unos amigos residentes en esta ciudad, y vinimos... no estamos arrepentidos para nada”, asevera.

“El trabajo social es algo que me apasiona, afirma, aprendí desde temprano, gracias a mis padres, luego a mi esposo, lo hermoso de ayudar, tender la mano a quienes enfrentan un problema, una necesidad, la importancia de escuchar, de exteriorizar la sensibilidad.

“Hablo con propiedad cuando me refiero a la felicidad interna que se experimenta cuando se da, se ayuda, se atienden las necesidades de otros -no necesariamente materiales-, y aflora la solidaridad, el deseo de ser mejores seres humanos”, resalta.

Esposa del sacerdote Rafael Pereira, es madre de un varón y una hembra, abuela “también de un niño y una niña”, apunta emocionada. “mi hija vive en North Carolina, mi hijo vive aquí y estudia sicología... le puedo decir con orgullo que insistimos siempre para que sean bilingües, no pierdan el español”, comenta.

Al referirse a su vínculo, el ejercicio del voluntariado por intermedio de REACH, advierte: “Pude percatarme de que la gente necesita estar informada, cuando la gente está bien informada, aprovecha los recursos, es más difícil que sea víctima de fraudes, tiene más posibilidades de salir adelante, ayudar a su familia, y en el caso de REACH, cuidar de la salud, algo que es tan importante.

“Me gusta ayudar, dice, de alguna manera me molesta que se desaprovechen los recursos, más que todo por desinformación, entonces hay que asesorar a los recién llegados, guiarlos, platicarles de las diversas organizaciones que existen para ayudar, y claro, dedicar tiempo también a la superación, creo que cuando estás más preparada, sirves mejor.

“Para ejercer el voluntariado es importante la calidad humana, la empatía, eso es algo que hay que sentirlo, amarlo, cuando una se entrega, viene la satisfacción espiritual”, apunta.

 

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