Las cifras récord de cruces y muertes de migrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México marcó el año 2021, convirtiéndolo en uno de los más letales para quienes buscan protección y una vida mejor fuera de sus países.
“Este año sin duda vivimos uno de los momentos más difíciles para los migrantes en la frontera. Los cruces, las detenciones, las deportaciones y sobre todo las muertes fueron algo muy lamentable”, dijo a Efe Vicki Gaubeca, directora de la Coalición de Comunidades de la Frontera Sur (SBCC).
De acuerdo con las cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre, se registraron un total de 557 muertes en la frontera con México.
Es un nuevo récord desde que la agencia federal comenzó a contabilizar las muertes de migrantes en 1998. En el año 2000, la CBP reportó 247 fallecimientos, mientras que en 2019 se registraron 300 muertes.
Sin embargo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó 650 fallecimientos en la frontera sur en 2021.
Organizaciones que defienden los derechos de los migrantes, como SBCC, han expresado gran preocupación ante las las cifras sobre pérdidas humanas en la frontera.
Gran parte de estas muertes se relacionan con la exposición al medioambiente y las altas temperaturas en lugares como el desierto de Arizona, o con ahogamientos al cruzar el fronterizo Río Grande en Texas.
POLÍTICA LETAL
Un estudio publicado recientemente por la revista Science indica que la política fronteriza estadounidense conocida como “Prevención a través de la Disuasión”, diseñada para forzar a los indocumentados a alejarse de los puntos urbanos de cruce y optar por los desafiantes corredores desérticos, solo sirve para incrementar las tasas de muerte de los migrantes.
Las tasas de pérdida de agua a través de la respiración y la sudoración que experimentan los migrantes que intentan cruzar el desierto de México a Estados Unidos son suficientes para causar deshidratación y explican los patrones de mortalidad de estas personas, de acuerdo con la investigación, financiada por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Esa política fronteriza, instituida en 1994, enfoca recursos, incluyendo vallas y tecnologías de vigilancia, en áreas urbanas con la idea de que los migrantes se vean forzados a tratar de cruzar la frontera en áreas menos vigiladas -tales como los vastos y despoblados terrenos que hay en el sur de Arizona-, y que en consecuencia sean disuadidos.
No obstante, por lo menos 7.500 migrantes murieron en tales tentativas de cruce entre 1998 y 2019, y al menos 3.800 de esas muertes ocurrieron en Arizona, de acuerdo con el estudio. Los cuerpos de un número desconocido de otros migrantes que sufrieron el mismo destino probablemente nunca serán recuperados.
Gaubeca indicó que este año también se percataron de un aumento de los fallecimientos de migrantes en accidentes vehiculares, algunos de ellos mientras trataban de escapar de la Patrulla Fronteriza.
Adicionalmente este año, de acuerdo con la SBCC, se reportaron 12 muertes de migrantes al caer del muro fronterizo que divide ambos países, una cifra record ya que según esta organización solo se habían contabilizado 8 muertes de migrantes por esta causa entre 2012 y 2020.
“Nos damos cuenta de que teníamos razón y este muro construido bajo la Administración del presidente Donald Trump (2017-2021) es un muro mortal que está cobrando vidas”, dijo la activista.
CIFRAS RÉCORD
El año 2021 también estuvo marcado por el gran número de cruces de migrantes. De acuerdo con CBP, en el año fiscal 2021 fueron detenidos 1,7 millones de migrantes a lo largo de la frontera, una cifra no vista en décadas.
Un claro ejemplo de la crisis migratoria que se vivió este año en la frontera fueron las imágenes que le dieron la vuelta al mundo de miles de migrantes haitianos instalados debajo de un puente en la frontera de Texas en septiembre.
La mayoría de los migrantes detenidos siguen siendo personas provenientes de México y de países centroamericanos, principalmente Honduras, El Salvador y Guatemala. Pero también ha aumentado la llegada de migrantes provenientes de naciones como Brasil y Cuba, e incluso de países tan lejanos como China y Rusia, entre otros.
De acuerdo con la Administración del presidente Joe Biden, la mayoría de los migrantes detenidos en la frontera son deportados prácticamente de inmediato bajo la orden de emergencia sanitaria conocida como Título 42 debido a la pandemia de covid-19.
Y decenas de miles de solicitantes de asilo fueron devueltos a México a esperar allí el trámite de sus pedidos durante el Gobierno de Trump debido a la aplicación del programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), una de las insignias de la Administración anterior.
El programa, también conocido como “Quédate en México”, fue derogado por Biden en enero pasado, pero el presidente se vio obligado a reanudarlo a principios de diciembre en cumplimiento de la orden de un juez a raíz de una demanda de Texas y Misuri.
Apenas este 29 de diciembre, el gobierno de Biden pidió al Tribunal Supremo que revise el fallo que mantuvo en vigor el MPP.
El incremento en el flujo migratorio en 2021 resultó en una reacción furiosa por parte de estados fronterizos como Arizona y Texas.
Mientras que Arizona movilizó parte de la Guardia Nacional para asistir a la Patrulla Fronteriza, Texas se destacó por su mano dura contra la migración indocumentada.
El gobernador de Texas, Greg Abbott emitió una orden de emergencia movilizando no solo la Guardia Nacional sino también implementado la controversial Operación Estrella Solitaria, que autoriza al Departamento de Seguridad Pública a arrestar migrantes indocumentados.
Texas se convirtió en el primer estado en arrestar y presentar cargos por “invasión de propiedad” a migrantes indocumentados.
Asimismo, comenzó la construcción de un muro fronterizo financiado por los primeros 250 millones de dólares aprobados este año por la legislatura estatal para este propósito.
Tanto Abbott como el gobernador de Arizona, Doug Ducey, han culpado a la Administración Biden del incremento en el flujo migratorio.
Gaubeca anticipa que si las cosas no cambian, en particular en cuanto a la aplicación de programas como MPP, los cruces de migrantes y las muertes continuarán en 2022. Tucson (EFE)