Un grupo de 64 migrantes deportados a Panamá desde EEUU continúan su periplo por el país centroamericano, con el traslado a un nuevo albergue, bajo la tutela de organizaciones católicas.
“No recibimos apoyo del gobierno (...). No eximimos al Estado de su responsabilidad, pero hacemos un llamado a las autoridades: esto no puede seguir sucediendo”, dijo Elías Cornejo, coordinador de Fe y Alegría, una de las organizaciones católicas.
El peregrinaje comenzó cuando 299 llegaron desde EEUU., para su repatriación. 187 retornaron o esperan regresar a sus países de manera “voluntaria”.
Al grupo lo alojaron en un hotel de la capital panameña, y a los que rechazaron ser repatriados los trasladaron a un albergue a más de 200 kilómetros. Tras otorgarles un permiso temporal por 30 días, los llevaron a la capital, sin respaldo logístico.
Los migrantes firmaron un documento en el que aprobaron su movilización. Unos mostraron descontento.
El grupo lo forman asiáticos y africanos que no quieren volver a su país.
Una china contó que, tras ser deportados de EEUU, desconocían su destino y no fue hasta que “vio la bandera que portaban los militares”, que se dio cuenta que estaba en Panamá. Ella expresó su malestar por el endurecimiento de las políticas migratorias del presidente Trump.
“Estados Unidos ya no es un faro de libertad”, dijo. Panamá (EFE)