El libro "Murales, no muros" es una invitación a conocer y entender la vida de las personas migrantes. "Es visibilizar y dar voz a miles de migrantes en todo el mundo", destacó Silvia Giorguli Saucedo, presidenta de El Colegio de México (Colmex).
Precisó que el texto da voz a los 400 mil migrantes que en 2018 fueron detenidos en la frontera con Estados Unidos y a las 140 mil personas presentadas ante autoridades en la materia en México en ese mismo año.
Además "a los que sí llegaron del otro lado (Estados Unidos), esto es, a los 160 migrantes centroamericanos que llegaron a esa nación el año pasado y a los cerca de 140 mil mexicanos que corrieron esa misma suerte", dijo.
Aseguró que la obra le da voz a los 32 mil menores que se presentaron ante autoridades migratorias mexicanas el año pasado; a los 50 mil menores detenidos en Estados Unidos, acompañados y no acompañados. También a los solicitantes de refugio. A los que sí lograron obtenerlo: 22 mil 500 en refugio, en Estados Unidos en 2018 y 15 mil en asilo.
De tal suerte que el libro es "una forma de trascender" y, al mismo tiempo, resultado de una línea de trabajo de "terquedad eficiente" de muchos años de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por mostrar un rostro más humano de las migraciones.
"Y digo de las migraciones en plural, porque el libro refleja lugares, actores, migrantes en general, mujeres, niños, pero también de otros como la sociedad civil", añadió la académica durante la presentación del texto.
Durante el acto moderado por el quinto visitador de la CNDH, Edgar Corzo, Emmanuel Audelo, director de Habitajes, detalló que los murales son resultado de un trabajo de colectivos, de estudiantes de secundarias y de casas de migrantes que busca trascender a nuevas generaciones.
Ejemplificó que con el Colectivo Náhuatl se pintaron dos murales: uno en Ciudad Hidalgo y otro en el albergue ubicado en Tecún Umán, en la frontera con Guatemala, donde se pintó un quetzal y sobre él reza la leyenda: "Si en el cielo no hay fronteras… que en la tierra nada nos detenga".
"El muralismo comunitario busca crear mensajes poderosos, visibilizar las historias de estas personas (migrantes) que parecen invisibles pero son de carne y hueso. Buscamos que estos mensajes sean leídos cuando estas personas hayan pasado por aquí. Dignificar su tránsito", anotó.
Conforme al prólogo del libro de 160 páginas editado por la CNDH, con los murales se expresa el sentir de la sociedad y se da una explicación de la realidad vivida, generándose un sentimiento de identidad y pertenencia al participar en él, trascendiendo también en la memoria colectiva.
Además la propuesta "busca unir los muros con la migración, pero no como un obstáculo sino más bien como un modo, un medio para expresar algo; se trata de transformar la idea del muro en murales, lo que constituye un esfuerzo completamente distinto".
También se busca llevar el arte a los muros para transformarlos en una expresión de la migración, que los valores y saberes culturales que traen consigo los migrantes queden plasmados en los muros, convirtiéndose así en el arte en Murano.
A la presentación del libro, en la Casa del Refugio Citlaltépetl, acudió el representante de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Christopher Gascon, quien expresó que "la coma (que separa las palabras "Murales, no muros"), es como el migrante entre dos mundos".
También asistió Julio García Murillo, curador del Museo Universitario Arte Contemporáneo y la colombiana Nélida Cecilia Herrera Ardilla, quien tiene el estatus de refugiada en México, y quien huyó en 1997 de su país a raíz del conflicto armado. México (NOTIMEX)