La ciudad de Nueva York comenzó la construcción de las primeras carpas de un centro de ayuda humanitaria para dar alojamiento a inmigrantes enviados desde Texas y que han saturado los servicios de acogida de la metrópoli.
Decenas de trabajadores, en su mayoría latinoamericanos, se afanaban en el montaje del esqueleto de dos enormes tiendas, entre grúas, vehículos de carga y camiones que transportaban equipos para instalar baños portátiles.
El centro, ubicado en el distrito neoyorquino de El Bronx, acogerá sólo a solteros recién llegados, por un periodo máximo de cuatro días, mientras encuentran otro lugar con familiares o amigos, o son referidos a un albergue, anunció el alcalde Eric Adams, que adelantó la construcción de instalaciones similares para familias.
Las instalaciones serán el nuevo punto de llegada de los migrantes, que eran recibidos en la estación de autobuses de Port Authority, y se les ofrecerá alojamiento, comida, atención médica e información sobre servicios que ofrece la ciudad.
Al lugar llegaron vecinos curiosos, y tres de ellos mostraron su rechazo al proyecto.
“La ciudad no tiene capacidad para procesar esto tan rápido”, aseguró el puertorriqueño Mike Ruiz, quien considera que la llegada de tantos migrantes va a colapsar los servicios del barrio.
Rick Patterson, bombero retirado, opina que NY no debe dar albergue a los indocumentados y acusó a las autoridades locales de traficar con personas.
“Fuera de El Bronx hay espacio para llevar a esta gente” insistió Ruiz.
Grupos civiles criticaron la ubicación del centro de acogida, dicen que es una zona expuesta a bajas temperaturas.
El número de inmigrantes llegados a NY supera las 13 mil 600 personas, en su mayoría venezolanos, lo que ha generado múltiples necesidades.
Más de 8 mil 500 han sido alojados en albergues, provocando situaciones de tensión, y las autoridades utilizan hoteles como centros de acogida temporal.
La ciudad tiene el reto de escolarizar a 3 mil 200 niños en edad escolar llegados de Sur y Centroamérica dentro de la oleada migratoria tras la campaña del gobernador de Texas Greg Abbott, que saca a los emigrantes de las fronteras en autobuses y los envía a ciudades que él llama “progresistas”. Nueva York (EFE)