La activista mexicana Elvira Arellano, quien ganó atención internacional tras ser deportada en 2007 después de pasar un año en una iglesia de Chicago con uno de sus hijos, y otros 20 inmigrantes cruzaron el martes 19 la frontera por el puente de Tijuana para solicitar permisos humanitarios al gobierno estadounidense.
“Sé que estoy arriesgando mi libertad, el estar con mis hijos, porque podría ir a prisión y me pueden separar de ellos, aunque voy a luchar hasta el último momento por permanecer con mis hijos, dijo Arellano, quien cruzó acompañada de sus hijos Saúl, nacido hace 15 años en Estados Unidos, y Emiliano, nacido hace 4 meses en México.
“El gobierno del presidente (Barack) Obama tiene que parar las deportaciones y permitirnos unirnos con nuestras familias”, dijo la mexicana antes de cruzar la frontera por la garita internacional de Otay Mesa acompañada de personas, en su mayoría madres repatriadas con hijos nacidos en Estados Unidos.
Otros inmigrantes que cruzaron la frontera con anterioridad para pedir asilo o visados humanitarios han sido detenidos en las instalaciones de inmigración por las autoridades estadounidenses, que ahora deberán decidir si aceptan las solicitudes. La Oficina Aduanas y Protección Fronteriza ha dicho que las normas sobre privacidad le prohíben decir qué sucedió con quienes han tratado de entrar al país.
“Yo estoy solicitando mi entrada legal a Estados Unidos con un permiso humanitario porque soy defensora de los derechos humanos y en México he recibido amenazas de secuestro y violencia. Pero sobre todo me han separado de mi hijo y de su oportunidad de que él crezca con un buen desarrollo”, dijo Arellano.
Nacida en Michoacán hace 38 años, encabezó el cuarto y último grupo de inmigrantes mexicanos y centroamericanos que en un periodo de nueve días buscó asilo o visados humanitarios al gobierno estadounidense bajo los argumentos de que fueron separados de sus familias, según inmigrantes entrevistados por The Associated Press.
“Han sido muy difíciles para mí estos años. He perdido mis derechos como ciudadano estadounidense, oportunidades de estudio. Espero que Obama se sensibilice”, dijo Saúl Arellano.
La activista Arellano fue detenida y deportada el 19 de agosto de 2007 de Los Ángeles hacia Tijuana, donde luego fundó una casa para migrantes repatriados y comenzó su recorrido por tribunas públicas para expresar la realidad de las familias de inmigrantes y la separación de las familias por las deportaciones del gobierno estadounidense.
“He sido padre y madre para mis hijos”, dijo Marta Medina, de 33 años, otra de las madres que pidieron permiso humanitario. “Tengo a mi hijo mayor con unos parientes en Estados Unidos, mientras me quedé con mis otros tres hijos en México. Todos nacieron allá cuando trabajé en Florida (de 1995 a 2007), pero no pueden estar en Estados Unidos porque yo no tengo papeles.
A diferencia de protestas y cruces similares ocurridos el año pasado en Arizona y Texas, muchos de los que intentaron cruzar hoy no son dreamers, adultos jóvenes que llegaron a EE.UU. cuando eran niños. Al igual que Arellano, en esta ocasión son los padres quienes están tratando de regresar al país pese a no contar con la documentación legal, pero acompañados de sus hijos que son ciudadanos estadounidenses.
Según cifras oficiales, Estados Unidos ha deportado a dos millones de inmigrantes desde que el presidente Obama llegó a la Casa Blanca. La cifra es superior a la de sus predecesores, George W. Bush y Bill Clinton, y ya ha puesto en riesgo el apoyo de la comunidad hispana a Obama, que incluyó la reforma migratoria entre sus promesas de campaña en 2008 y 2012. Tijuana, México (AP)