La crisis bancaria en Uruguay ya había devorado los ahorros de Rosana Araujo cuando ella y su familia, turistas con sus visas, abordaron en Montevideo un avión con rumbo a Miami. Araujo se quedó en Miami tras expirar su visa, sosteniéndose con los empleos que podía conseguir, limpiando casas o de niñera.
"Me siento afortunada porque me monté en aquel avión", dijo. "Me siento afortunada porque no tuve que cruzar un desierto".
Mientras que la discusión nacional sobre inmigración se centra en proteger la frontera Estados Unidos-México con un costoso muro, viajeros como Araujo, que se quedan en el país una vez que expiran sus visas, se han vuelto la principal fuente de inmigración ilegal al país. El Departamento de Seguridad Nacional informa que 527.127 personas que ingresaron al país por avión o barco —no por tierra— y se suponía que salieran en el 2015, se quedaron. Los demógrafos estiman que dos terceras partes de los extranjeros que arribaron en el 2013 y están ahora sin permiso en Estados Unidos fueron admitidos con documentos válidos, dijo el Centro de Estudios de Migración, con sede en Nueva York.
Las directrices del gobierno que endurecen la implementación de las leyes migratorias afectan a todos los inmigrantes que viven en el país sin permiso de residencia, pero se centran en aquellos que cruzan por tierra, la menor porción de migrantes que están en Estados Unidos ilegalmente. No obstante, el gobierno se prepara para construir un muro a lo largo de los 3.200 kilómetros (2.000 millas) de la frontera sur que se estima costará entre 8.000 millones y 20.000 millones de dólares. El costo aumentará con el plan de añadir unos 5.000 agentes a la Patrulla Fronteriza.
El reporte estima que el número de personas que cruzan sin permiso la frontera cayó de 400.000 en el 2000 a 140.000 en el 2013. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) dijo que 12.193 personas fueron capturadas en marzo cuando trataban de ingresar ilegalmente al país, la segunda declinación mensual consecutiva. La agencia no había reportado menos arrestos en un mes en al menos 17 años.
Robert Warren, autor del reporte, dijo que las órdenes de inmigración del presidente Donald Trump y sus planes en la frontera no reflejan los patrones actuales.
El números de personas "que se quedan más allá de la vigencia de sus visas se han mantenido constantes en los últimos 10 o 12 años, pero los ingresos ilegales al país están a un nivel bajo no visto en 20 o 30 años", dijo. "Construir un muro junto a la frontera sur es una declaración de falla política".
Las nuevas órdenes ejecutivas dicen muy poco sobre el asunto, en parte porque el gobierno federal no puede confirmar el número de viajeros que se quedan en el país tras la expiración de sus visas. Las aerolíneas y barcos reportan salidas al Departamento de Seguridad Nacional. Pero los extranjeros que dejan el país por tierra a través de las fronteras no son contados debido a "grandes obstáculos de infraestructura física, logística y operacional", dice un informe de enero del 2016 del departamento.
Recientes casos de inmigrantes que son detenidos o revelan públicamente sus historias muestran un lado diferente, más común, de la inmigración ilegal.
En julio del 2015, la peruana Zully Palacios voló de su país a Houston y llegó a Vermont para trabajar en una cabaña de alojamiento. Palacios enfrenta deportación ahora. Unas 100 personas se congregaron en Burlington, Vermont, para protestar contra su arresto el mes pasado, diciendo que fue detenida injustamente por defender los derechos de los trabajadores agrícolas.
"Nos estamos defendiendo mutuamente. Deberíamos gozar del derecho a vivir en paz sin dañar a nadie. Venimos a este país a contribuir", dijo Palacios, que quedó libre bajo fianza.
Dejando a un lado las estadísticas, no es fácil rastrear a quienes se quedan. Las autoridades de inmigración no monitorean a los viajeros para detectar cuándo se quedan tras la expiración de sus visas e incluso en los casos en los que se requiere de un boleto de regreso para admisión al país, "los aviones no presentan una lista de quienes no vuelan", dijo Carlos Colombo, un abogado de inmigración en Orlando.
"Muchas personas caen en el limbo, y se quedan sin estatus, porque pensaron que iban a poder hacer una cosa y se dan cuenta de que no pueden", dijo Colombo. Miami (AP)