Esfuerzos por reforma migratoria en EUA cobran nuevo impulso

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La reforma migratoria en Estados Unidos cobró un segundo aire con la orden del presidente Barack Obama de revisar las guías para las deportaciones y el anuncio de los demócratas de forzar un voto en la Cámara de Representantes.

La orden de Obama al secretario de Seguridad Interna (DHS), Jeh Johnson, para revisar las políticas de deportaciones a fin de “humanizarla” pareció responder a las fuertes críticas por la cifra récord que las expulsiones han alcanzado bajo su administración.

La revisión fue una suerte de concesión de Obama a los legisladores hispanos en el Congreso, entre quienes la demanda para que el mandatario detenga las deportaciones utilizando su poder ejecutivo cobró fuerza en meses recientes.

Obama hizo el anuncio a un grupo de líderes de la fracción hispana en el Congreso (CHC, por sus siglas en inglés), a quienes recibió el jueves en la Casa Blanca para discutir el tema.

Antes del encuentro, el CHC había discutido una resolución con esa demanda y que planeaban presentar en el pleno de la Cámara de Representantes para su voto.

Al final la fracción optó por aplazar esa acción tras el ofrecimiento de Obama y el posterior del coordinador de los demócratas en esa cámara, Steny Hoyer, de utilizar una maniobra de procedimiento, a fin de forzar el voto sobre varias iniciativas de reforma migratoria.

Empero el alcance de esta maniobra no quedó claro debido al control mayoritario que ejercen los republicanos en la cámara baja, cuyo líder John Boehner desechó semanas atrás cualquier posibilidad de que su bancada vote este año varias de las iniciativas presentadas.

Aunque el Senado votó en junio pasado una propuesta para una amplia reforma migratoria, Boehner rechazó tomar la iniciativa como punto de partida para el debate en la cámara baja, favoreciendo una discusión por partes y no de manera integral como lo hicieron los senadores.

Tampoco quedó claro el eventual alcance e impacto derivado de la revisión que Johnson lleve a cabo y la Casa Blanca optó el viernes por mantener la cautela sobre las implicaciones de la “humanización” de las deportaciones.

“El presidente entiende y está preocupado por el dolor provocado por las separaciones resultadas por las deportaciones y ha dejado en claro que él no puede por sí mismo promulgar una solución amplia (al problema de la migración ilegal)”, dijo el vocero presidencial, Jay Carney.

El viernes 14 Obama sostuvo un encuentro en la Casa Blanca con miembros de su gabinete y una veintena de líderes de agrupaciones sindicales y civiles a favor de la reforma migratoria.

El director ejecutivo del Foro Nacional de Migración, Ali Noorani, dijo que si bien la orden de Obama es un reconocimiento del impacto desestabilizador de las deportaciones, no resulta una aproximación para resolver la situación de 11 millones de indocumentados.

Noorani, uno de los asistentes a ese encuentro, consideró que “la respuesta de largo plazo debe venir del otro lado de la avenida Pensylvania”, aludiendo al Congreso, cuya sede se localiza en el extremo opuesto de está avenida, en relación con la ubicación de la Casa Blanca.

En términos similares se expresó el reverendo Gabriel Salguero, presidente de la Coalición Nacional Latina Evangélica, otro de los asistentes a esa reunión.

“Si bien apoyamos una revisión administrativa de las políticas de deportaciones, la realidad es que necesitamos un voto para solucionar un ineficiente sistema que está lastimando familias”, dijo.

El malestar hacia el mandatario entre la comunidad hispana por las deportaciones quedó reafirmado el viernes durante el anuncio sobre la integración por parte de varios grupos promotores de la reforma, de una comisión para presentar recomendaciones a la revisión que llevará a cabo Johnson.

José Mangandi, un activista de California con el grupo Teatro Jornalero, dijo que más allá de estas acciones, una de las dudas que persiste es cuál será el futuro de quienes han sido deportados y cuyas familias se han quedado en Estados Unidos, como sucedió con su esposa.

“Hay que reunificar esas familias. Como padre soltero, me toca cuidar a mi hijo, que para ironía de la vida tiene el nombre del presidente, Barack, y yo creo que el presidente no se lo merece, porque creo que (mi hijo) lo va a recordar siempre como la persona que deportó a su madre”, apuntó. Washington (NOTIMEX) 

 

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