Editorial: TPS... cuando rendirse no es una opción

Cuando faltan apenas unos 40 días para las elecciones presidenciales y en medio del Mes de la Herencia Hispana, el fallo de la Corte de Apelaciones da ‘el visto bueno’ a la actual administración en su propósito de poner fin al TPS, lo que se traduce en que casi medio millón de personas pierda su estatus migratorio.

En Nevada alrededor de 4 mil inmigrantes verán cortadas de golpe sus aspiraciones. La decisión es la clásica ‘bomba de tiempo’. Esos son los que están bajo la sombrilla... pero, y sus familiares, es una especie de bola de nieve.

La decisión afecta a salvadoreños, nicaragüenses, haitianos y sudaneses, muchos de ellos no consideran la idea de volver a sus países de origen, ni iniciar la cuenta regresiva, es más, ni siquiera piensan esperar los resultados de las elecciones (3 de noviembre), para ellos llegó el momento de luchar, de volver a luchar, algo en lo que tienen sobrada experiencia.

El objetivo primordial es hacerse escuchar, enviar un mensaje a líderes estatales y federales, sensibilizar, recabar apoyo, apelar a los sentimientos del pueblo estadounidense. Es difícl, en extremo difícil, pero han aprendido a no darse por vencidos. 

¿Cuánto puede demorar enviar a casa o a su país natal a casi medio millón de personas que lo menos que quieren es irse... aquí han hecho su vida? La respuesta también es compleja. 

Los tepesianos salvadoreños, por ejemplo, están amparados desde el 2001, viven y trabajan en los Estados Unidos (y en Nevada) sin la preocupación candente de ser deportados.

Muchos de ellos aquí estudiaron, aprendieron el idioma, asimilaron la cultura estadounidense, trabajan, declaran impuestos, respetan las leyes, han visto crecer a sus respectivas familias, compraron casas y carros, contrajeron deudas. Ponerle fin al TPS puede ser muy engorroso, traer consigo otros problemas. 

Cuando se impone evitar que el Coronavirus cobre más vidas, lleve al luto y el dolor a más familias, actuar de manera responsable en lo concerniente a crear empleos, recuperar una economía vapuleada, y en medio de eso efectuar unas elecciones transparentes, creíbles... poner fin al TPS parecía algo remoto, lejano, la noticia tiene mucho de estremecedora y afecta la vida de mucha gente.

Pensar por un minuto que enviarán de vuelta al beneficiario y quedarán aquí 20 años de su vida, sus hijos, sus nietos, sus sobrinos..., es para pensarlo y claro, luchar, protestar, enviar mensajes, hacer llamadas, aparte de informarse lo mejor posible.

El impacto económico es algo en lo que también urge reflexionar, se trata del trabajo de unas 350 mil o 400 mil personas cuya labor tiene un resultado, por años han manejado tarjetas de crédito, o sea, tienen relaciones bancarias, y todo lo anterior puede desaparecer en cuestión de meses.

Por el momento, el lunes 21 un grupo de beneficiarios salió de la ciudad de Los Ángeles con el propósito de recorrer 32 estados como parte de la campaña ‘En el camino hacia la justicia’, buscan apoyo entre los votantes. Se trata de una segunda experiencia de este tipo. Es una manera muy clara de decir “no nos rendimos, es un llamado a luchar, tenemos derechos, y por consiguiente vamos a apelar”.

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