Los temores sobre la asimilación de los inmigrantes indocumentados a la sociedad estadunidense es un argumento a menudo empleado por grupos que rechazan una reforma migratoria, pero sociólogos descartan la veracidad de esa postura.
Los opositores a menudo afirman que los mexicanos poco calificados, que constituyen el subgrupo más numeroso, no convienen a la sociedad estadunidense, indicaron los expertos en una colaboración aparecida en Los Angeles Times.
“Aducen que no quieren asimilar y están destinados a seguir siendo una subclase permanente”, señalaron Helen B. Marrow y Thomas R. Ramírez.
Marrow es profesora de estudios latinoamericanos y sociología en la Universidad de Tufts, y Ramírez es profesor asistente de sociología en la Universidad de Stanford y ambos son miembros de la Red de Estrategia Escolar.
Luego de que el futuro de la reforma migratoria recién aprobada en el Senado ha pasado a manos de la Cámara de Representantes, los estudiosos señalaron que la asimilación no debe ser vista con resistencia.
“Hay evidencias sólidas que sugieren que estas afirmaciones son falsas. Muchos inmigrantes mexicanos y sus hijos han recorrido caminos para convertirse en completos estadunidenses”, aseguraron.
Aunque más lento, no se diferencia de las trayectorias seguidas anteriormente por inmigrantes europeos en este país, compararon.
Y cuando los padres tienen un estatus legal, a sus hijos les va mejor en la escuela y se pueden convertir en miembros productivos de la sociedad estadunidense más rápidamente, subrayaron.
Para los científicos sociales, la cuestión de la asimilación de los inmigrantes es comprobable en el grado en que se asemejan a la gente en el resto de la sociedad y su integración a la corriente principal se hace evidente.
Cada generación que pasa de los estadunidenses de origen mexicano lo hace mejor que la anterior en obtener ganancias económicas y avanzar hacia la plena integración en la sociedad de Estados Unidos, anotaron.
Un estudio publicado en 2008 siguió las experiencias de mexicano-americanos en los grandes centros mexicanos de Los Ángeles y San Antonio.
En este seguimiento los sociólogos Edward Telles y Vilma Ortiz encontraron una movilidad educativa ascendente significativa y constante.
En promedio, los padres de la primera generación completaron sólo 4.1 años escolares en la década de 1900 a 1930. Sus hijos de segunda generación consiguieron 10 años en la década de 1930 a 1950, y sus nietos de tercera generación completaron 13.1 años de la escuela en el lapso de 1950 a 1980.
La generación de mexicano-americanos también ha estrechado las brechas en los logros educativos de los blancos no latinos a partir de los tres años.
Esos hallazgos históricos se repiten en otro estudio realizado por los sociológos Julie Park, Dowell Myers y Tomás Jiménez sobre inmigrantes mexicanos más recientes.
En 1980, sólo una quinta parte de los inmigrantes en las edades 25 y 44 años habían completado la escuela secundaria.
En 2005, cuando los niños de la segunda generación de inmigrantes llegaron a la misma franja de edad, más de cuatro quintas partes se habían graduado.
Mejoras generacionales similares también fueron vistos en los salarios devengados, las tasas de propiedad de vivienda y el porcentaje de vida por encima de la línea de pobreza.
Las diferencias entre los inmigrantes mexicanos y los blancos no latinos bajó de la primera a la segunda generación en todas las áreas (excepto para la propiedad de vivienda, donde no existe separación).
Las tasas de matrimonios mixtos reflejan la disminución de las barreras sociales entre grupos, quizá más que cualquier otro indicador.
Por lo tanto, de acuerdo con los estudios, la oportunidad de obtener un estatus legal mejoraría claramente las perspectivas psicológicas y económicas de los jóvenes.
Una investigación reciente del sociólogo Frank Bean y sus colegas de la Universidad de California Irvine demuestra que la legalización de los mexicanos recién llegados es una de las mejores maneras de fomentar y acelerar su progreso.
Así que cualquiera que sea la retórica, la Cámara de Representantes tiene que darse cuenta que cuando los mexicanos tienen la oportunidad de vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos la asimilación es rápida y natural.
Los recién llegados y sus descendientes son más propensos a superar las desventajas y como los inmigrantes siempre han hecho, se hacen fuertes y son contribuyentes constructivos de nuestra sociedad diversa, finalizaron. Los Ángeles (NOTIMEX)