Padres migrantes en Denver, capital de Colorado, temen enviar a sus hijos a la escuela ante redadas masivas, mientras su distrito escolar emprendió la primera lucha judicial en el país contra el gobierno Trump.
Desde el 5 de febrero Pedro y María, colombianos, dejaron de llevar a sus hijos a la escuela en Aurora, al este de Denver.
“Encontramos calles bloqueadas, agentes armados, gente gritando y llorando”, cuentan.
Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en complejos de apartamentos del área intensificaron la sensación de vulnerabilidad entre los inmigrantes.
“Antes había que cuidarse, pero nunca dejamos de llevar los niños a la escuela. Ahora ICE puede entrar a las escuelas, y no sé si me van a detener a mí o a mis hijos”, confiesa Pedro.
El miedo a las redadas afecta la movilidad de los inmigrantes, genera consecuencias profundas a nivel mental, emocional y económico.
Según el Concilio Estadounidense de Inmigración (AIC), unos 16,7 millones de personas en Estados Unidos viven en familias donde al menos un padre es indocumentado, incluyen seis millones de niños estadounidenses.
Las Escuelas Públicas de Denver (DPS) demandaron al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en un intento por frenar la presencia de agentes de inmigración dentro y fuera de centros educativos. Denver (EFE)