Saúl sobrevivió a un tiroteo en el que dos de sus hijos quedaron heridos graves en Honduras. Como consideró que la policía no prestó atención a su denuncia ni le ofreció protección huyó a México.
En julio de 2016, México le denegó su solicitud de asilo y lo deportó. Tres semanas después, Saúl fue asesinado a tiros en su país. Su esposa y sus hijos viven aterrorizados por lo que pueda sucederles.
El caso del hombre, solo identificado como Saúl, de 35 años, es uno de los incluidos en el informe presentado el viernes en Tegucigalpa por Amnistía internacional titulado “¿Hogar dulce Hogar?” y en el que la organización denuncia el incremento de las deportaciones de migrantes centroamericanos, sobre todo por parte de México. Se trata de quienes huyen de sus países cada vez más violentos -Honduras, Guatemala y El Salvador- donde no encuentran la protección de sus autoridades, según el informe.
De acuerdo con Amnistía, con cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, las peticiones de asilo de migrantes procedentes de estos tres países se han incrementado notablemente en los últimos cinco años, especialmente en la naciones vecinas y en Estados Unidos, a niveles que no se habían visto desde que terminaron las guerras civiles en la región.
Sin embargo, pese a la creciente violencia del triángulo norte de Centroamérica, México ha aumentado las deportaciones de centroamericanos antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos. Entre 2010 y 2015, las devoluciones “sin el debido procedimiento” han subido casi un 180%, dice Amnistía.
Saúl era un chofer de autobús, una de las profesiones de mayor riesgo en Honduras porque el sector del transporte está controlado por las “maras” (pandillas) y para Amnistía las últimas palabras conocidas del hondureño resultaron premonitorias. “Me parece que va a volver a pasar algo, pues, entiende, quizá a mí”.
El informe asegura que El Salvador, Guatemala y Honduras “están eludiendo proteger” a sus habitantes frente a la violencia y señala que esos países carecen de un plan integral para atender a los deportados.
La región “corre peligro de sumergirse de nuevo en sus épocas más sombrías”, dijo Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
“Millones de personas centroamericanas se encuentran en un callejón sin salida, víctimas de países que no cumplen con su responsabilidad de proporcionarles la protección internacional que necesitan”, afirmó Shetty. Advirtió sobre “la falta absoluta de capacidad y de voluntad de sus propios gobiernos para mantenerlas (a esas personas) a salvo del más trágico de los finales”.
Calificó los actuales programas de recepción de deportados como “una broma de mal gusto” porque no se les pregunta por la violencia de la que huyeron o sobre sus necesidades de protección. México (AP)