Por Roberto PELÁEZ
Cualquiera pudiera pensar que los tiempos que corren no son precisamente los mejores para los teatristas del valle, se trata de una manifestación artística que exige ensayos, repaso de textos, de la dicción, los gestos...
Por una parte sí, claro, hay que ensayar, ver una y otra vez el guión, las puestas en escenas, cuándo entra este o aquel personaje, sin embargo la ‘cuarentena’ no detiene a los teatristas, por estos días prefieren ‘hacer sus cosas’ en casa, específicamente con los monólogos.
El colombiano Vicente Díaz, a quien tanto debe el teatro hispano del valle, no se anda por las ramas ni le da muchas vueltas al asunto: “el monólogo, explica, es una especie de discurso que de manera ininterrumpida brinda el actor, puede éste hablar consigo mismo, dirigirse a otra persona, incluso al público, a una cosa.
“Claro, estos son días atípicos, todos recogidos en casa, sin embargo no podemos dejar de hacer, no por gusto uno lleva el teatro en la sangre”, resalta.
“Es más, agrega, no descartamos la posibilidad de utilizar las redes, se imagina, monólogos virtuales, pero, por supuesto, hay que revisar una y otra vez los textos, no soy partidario de monólogos que dejen al espectador indiferente, le provoquen sueño, debe ser una pieza impactante, que ‘enganche’ al público y uno no quiera perderse un detalle, de ahí la exigencia por la calidad de las ideas... no vale la pena un monólogo que a los dos días nadie se acuerde de él”.
Daniel Álvarez, dramaturgo argentino, asentado en Las Vegas, quien lidera al grupo ‘Reencarnados’, también brinda especial atención a los monólogos, “no podemos vernos en nuestra sede habitual, tuvimos que posponer estrenos, pero es un tiempo válido para escribir y ensayar monólogos, sobre todo partiendo de que por lo general el monólogo lo escribe el propio actor”.
Aurora Guzmán, Catalina Franco, Steven Gallegos, René y Diana Ávalos, Dulce Ubaldo, ligados a ‘Reencarnados’, tienen experiencia sobre las tablas, conocen de diferentes técnicas, saben como hilvanar historias que encuentren vida propia dentro del monólogo... todos ellos son unos ‘locos por el teatro’.
Párrafo aparte con esto del monólogo para el carismático Teo Vargas, un hombre apegado al teatro, casi, dice, desde mi adolescencia, no por gusto estuvo inmenso en ‘Un loco de moda’ y en muchas otras obras estrenadas y vueltas a reponer en diferentes escenarios del valle.
“El monólogo, expone, da muchas posibilidades, es más, puedes interpretar a varios personajes en un solo texto, le concede al actor un abanico amplio de posibilidades, te desdoblas, ríes, lloras, te invade al ira, puedes estar impasible... se presta para todo, pero tienes que demostrar, actuar de manera convincente, creerte lo que narras tú mismo, primero que todo”.
Díaz, por su parte, no pierde la oportunidad para dejar sentado que el monólogo es muy agradecido, “y reitero, es una excelente oportunidad, si tienes en tus manos un monólogo excelente de principio a fin, tienes para lucirte, todos los ojos están puestos en ti, puedes consagrarte”, comenta.