Juan José Campanella: Dejé todo por el cine luego de “Qué bello es vivir”

El cineasta argentino Juan José Campanella regresa a la televisión con un nuevo episodio de la serie estadounidense Law & Order: Special Victims Unit (“Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales”), y reconoce que el filme “Qué bello es vivir” fue el causante de que, en 1980, dejara todo por el cine.

El idilio del argentino con esta serie de dramas criminales que lleva 24 años fascinando y horrorizando a su audiencia se remonta al año 2000, desde entonces se ha convertido en un director casi imprescindible.

Preguntado cuál el secreto de la longevidad de este “spin-off” de “Ley y Orden”, tras 24 temporadas y una renovación por dos más, Campanella dice que “no hay una fórmula” que explique las claves de su éxito, a no ser “la conjunción de buen trabajo, del contenido de una serie que se alimenta de la realidad” y “cambiar con la sociedad para mantenerse fresca”.

“Ella (Mariska Hargitay encarna a Benson) es algo único en la historia de la televisión, es la más perfecta comunión entre personaje y actriz”, hasta el punto que Mariska es “La Ley y el Orden”, dice.

Sobre este papel capital de Hargitay (o de Benson, tal es la fusión de las dos), el guionista y productor de cine y televisión advierte que es como el cóctel Negroni: “le puedes cambiar muchos condimentos, pero no del Campari”.

“Sin Mariska no hay UVE (Unidad de Víctimas Especiales)”, afirma contundente.

Hargitay es el Campari del combinado, su química con la trama de cada episodio es perfecta, aunque ella, la persona, es “más efusiva y sonriente” que el personaje.

“Mi ruego siempre a los autores es ‘hagamos sonreír más a Oliva Benson”, añade el ganador del premio Óscar como Mejor película de habla no inglesa por “El secreto de sus ojos” (2010).

En cuanto al tratamiento que imprime a sus rodajes en la “Ley y Orden”, destaca “la intensidad de contenido y la sobriedad”. Resulta clave la búsqueda previa al rodaje de “los momentos más emocionales, lo dramático de cada capítulo.

“El trabajo con los guionistas, dice, no reescribo, pero hago comentarios para que esos picos de intensidad salgan a la luz”, resalta.

Preguntado cuándo fue consciente de que el cine era lo suyo, el argentino cita : “Fue en febrero de 1980, cuando vi ‘Qué bello es vivir’ (“It’s a Wonderful Life”), entonces llevaba seis meses estudiando cine medio como hobby”.

Otra película que le impactó para que asumiera que el cine era lo suyo fue “All That Jazz” (1979), de Bob Fosse. Miami (EFE)

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