Por Roberto PELÁEZ
‘No es necesario que te levantes de la cama para ir a trabajar. Las fábricas, oficinas, escuelas, iglesias, y aeropuertos han cerrado’.
El joven Pavel Alling no recuerda con exactitud cuando le ‘nació’ la pasión por escribir, “pero desde niño -dice- me perdía en cuanto libro caía en mis manos, el bichito de la lectura se hizo fuerte dentro de mi, me contagió, y ya no tuve cura... supe que mi vida estaría ligada a los libros”.
De hablar rápido, como si apurara una taza de buen café cubano en su natal Camagüey, recuerda cuando hace las maletas y se va a La Habana, a convertir la Biblioteca Nacional en su segunda casa.
Lector incansable, no se conforma con viajar a través de las páginas de este y aquel libro, o el de más allá, “entonces, sostiene, decido irme a Ecuador, donde imparto lecciones de literatura durante cinco años, escribo poemas y publico mi primer libro ‘Donde el sol brilla más’, refiriéndome específicamente a Ecuador, al que sigue la novela ‘El diario Astral’, de ficción, lugares y personajes imaginarios...
‘Si te animas a asegurar las puertas y las ventanas, hazlo con el inmenso reto de provocar el menor ruido’.
“Un amigo, comenta, me habla de Las Vegas, me embullo y viajo a esta ciudad ‘capital mundial del entretenimiento’, y acaba de ver la luz ‘La bala que mató al mundo’, que Amazon coloca en la categoría de suspenso y en pocos días se convierte en uno de los libros más vendidos en España en mayo, una verdadera sorpresa”, subraya sonriente.
“Son 270 páginas, distribuidas en 17 capítulos, que ojalá atrapen al lector hasta el final, sin lenguaje rebuscado... estoy seguro de que va a gustar, no quiero adelantar mucho para no decepcionar a los potenciales lectores que gustan de un género que incluye a virus, trajes especiales, ambiente contaminado, personas (entre ellas rusos y estadounidenses) que deben cumplir una misión”, enfatiza.
‘Los caminantes dominan las calles, y están dispuestos a beber hasta la última de sangre no contaminada’.
Platica sobre sus influencias, y sale a relucir el nombre del afamado poeta peruano César Vallejo, “es un hombre triste, y sus poemas no escapan de esa tristeza, pero su obra literaria resiste el paso del tiempo, lo he leído mucho, como a José Martí, y llega el momento en que no puedes desprenderte, en lo que escribes ‘se respira’ esa influencia.
“En lo concerniente a la prosa, añade, son muchos escritores, volvemos a lo que señalaba antes, los diferentes estilos, y de una u otra manera ‘viven’ dentro de uno, lo demás está en los temas, los lugares, los personajes, su manera de comportarse, el mensaje, en cuales de esos uno como escritor o el lector puede verse reflejado, la narrativa.
“Lo de escritor, acota, es difícil, salvo que a uno le guste la soledad, como los periodistas, ponemos ante los ojos de la gente nuestra obra, bien lograda, a veces con errores, horrores, pero siempre con un pedazo de uno mismo, ponemos el alma en lo que sale de nuestras manos”, sentencia.