Por Francisco ALEJANDRE
La década de los noventa fue plataforma de lanzamiento y en ella se consolidaron artistas como Gloria Trevi, Alejandra Guzmán, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Juanes -con su Ekhymosis - y otros. Las Vegas era (y sigue siendo) el escaparate preciso para darse a conocer. La ciudad es como un termómetro del éxito de los artistas en distintos géneros.
En plenitud, Alejandra Guzmán, conocida ya como La Reina del Rock en México, recibió la invitación de Félix Fragoso, para presentarse en el Cashman Theatre. Eddie Escobedo Sr. –que en paz descanse- coordinó la logística para que la roquera deleitara al público local. Resulta que por una de esas cosas raras de la vida, no se vendieron boletos y el coso de la Washington y Las Vegas Boulevard norte apenas contó con algunos seguidores y los representantes de los medios de comunicación –de aquellos años-. Incluso minutos antes de la hora programada, el promotor, ampliamente conocido por haber traído a muchos grupos a esta ciudad, le ofreció a la cantante cancelar su show y pagarle la garantía de sus honorarios. Alejandra Guzmán dijo que se presentaría como había sido estipulado en el contrato, sin importar que no hubiera gente, pero con la condición de que regresaría para sacarse la espina. Esa noche realizó un show espectacular, incluso se lastimó el tobillo al resbalarse y caer estrepitosamente, debido a que piedrería de su atuendo se cayeron e hicieron resbaladizo el escenario.
Regresó en pocos meses y “atiborró” el antro latino más grande de la época: El Rey.
Esa anécdota es una muestra del profesionalismo con que maneja su vida artística Alejandra Guzmán.
El pasado viernes 4, la historia fue completamente distinta, fue una noche exquisita, llena de magia y buena vibra musical. Fue uno de esos –pocos- conciertos denominados “sold out”. De hecho, mucha gente esperó, de manera infructuosa, poder conseguir boletos para ingresar al Foundry del SLS, los boletos se agotaron y mucha gente se quedó afuera.
En el interior del antro, era cálido el ambiente, no se podía avanzar ya que los fans que llegaron temprano se apostaron lo más cerca al escenario y de allí no se movieron. Era prácticamente imposible desplazarse debido al tumulto.
Hubo una sección reservada para la gente muy importante, cerca del ingeniero de sonido, que por momentos fue la línea entre el pueblo y la clase popular, sin embargo esa línea se diluyó al paso de las rolas que La Guzmán interpretó en el escenario, muchos cantaron y corearon las canciones más populares de la controversial artista originaria del Distrito Federal.