“Blanco de verano”... Filme que muestra el doloroso paso a la adolescencia

El director mexicano Rodrigo Ruiz Patterson eligió el amor codependiente de una madre y su hijo para su primer filme de ficción “Blanco de verano”.

“Creo en el psicoanálisis”, cuenta quien junto al guionista, Raúl Quintanilla, se embarcó en una historia de personajes complejos a los que dejaron ser libres.

La idea principal de Rodrigo era escribir una historia autobiográfica, pero según relata pronto se dieron cuenta de que su vida “no era tan interesante” y Quintanilla y él decidieron ficcionar y poner al límite a sus personajes.

Rodrigo y Valeria son una familia completa que viven el amor de madre e hijo de forma casi idílica.

Los problemas tocan su puerta con la llegada de un tercero en discordia, Fernando, el nuevo novio de Valeria, que marcará por la fuerza la separación inevitable de Rodrigo con su madre.

“Tratamos de entenderlos en su complejidad sin juzgarlos, entenderlos como humanos, los pusimos en un conflicto y los escuchamos para ver qué dictaban sus acciones”, recuerda el director.

Sophie Alexander-Katz es Valeria en la ficción, desde su punto de vista fue interesante darle vida a esa mujer que cuenta, tiene diversos matices y puntos para abordarla.

“Su hijo está pasando a la adolescencia, está despertando su virilidad y su sexualidad y sigue teniendo esa relación muy cercana codependiente con la madre, pero yo pienso que la que tiene grandes necesidades de amarrarse a esta relación es ella y su hijo responde sin soltarla”, reflexiona la actriz.

Al ver a su personaje más cercano a la edad de Rodrigo que a la propia, Sophie se cuestiona, “¿hasta cuando dejas de adolecer?”.

Adrián Ross, el protagonista del filme reveló la emoción que sintió al ser parte del filme que lo inició en el mundo del cine y la actuación.

“Yo pasé por la situación de que mi mamá conociera a su nueva pareja, y para mí lo profundo era el entendimiento de Rodrigo y su forma de acoplarse”, comenta.

El reto más grande lo vivió en la expresión corporal, su personaje no verbaliza sus emociones y nadie a su alrededor parece estar consternado porque no lo haga, esto lo llevó a hacer todo un trabajo actoral a través de la mirada y sus actitudes.

El reto también era interesante para el director, pues considera que en una sociedad que obliga a reprimir constantemente las emociones, era necesario encontrar cinematográficamente el universo interior de Rodrigo a partir de metáforas visuales.

“Es una película que habla del final de la infancia, el significado de la palabra es la imposibilidad de hablar, y vienen todas esas emociones complejas por primera vez”, cuestiona Ruiz Patterson.

 

“Blanco de verano” recorrió el Festival de Sundance, el Festival Internacional de Cine de Morelia y el Festival de Málaga, donde recibió tres reconocimientos, entre ellos, al mejor largometraje iberoamericano. México (EFE)

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