“Goooool de Corea, papá”, gritó eufórico un aficionado que festejó como si fuera de México, porque los seleccionados de aquella nación asiática le dieron el pase al Tri a los octavos de final de la Copa Mundial Rusia 2018.
Los miles de aficionados que se dieron cita en el Ángel de la Independencia terminaron por cantar “Corea, Corea, Correa...”, al tiempo que era ondeada la bandera mexicana y la surcoreana.
En una megapantalla instalada al pie de la columna del Ángel de la Independencia, los fans siguieron el transcurrir del encuentro y se lamentaron cuando Carlos Vela falló en la primera oportunidad, y sufrieron cuando cayó el primer gol sueco, y lanzaron "madres" porque el árbitro se negó a pedir la revisión del video para corregir el penal en contra de los tricolores.
Los comentaristas del encuentro empezaron a hablar del cero a cero de Corea del Sur ante el campeón del mundo Alemania y el significado para México, porque eso, a pesar de perder, le daba el boleto para la siguiente ronda.
Entonces apareció un joven matrimonio surcoreano con su bandera, la empezaron a ondear y, entonces, los presentes la vieron y la hicieron suya, como una salvación para continuar con el sueño mundialista.
El “Corea, Corea, Corea ...” se escuchó fuerte, y la angustia continuó con el autogol en la meta de Guillermo Ochoa, luego todo se centró, a través de los comentaristas en la megapantalla, en lo que hacían los surcoreanos ante los alemanes, y llegó el gol de los asiáticos y se gritó como si fuera de los mexicanos.
“Gol de Corea, papá”, gritó un aficionado embriagado de júbilo, la bandera surcoreana siguió siendo ondeada; los minutos transcurrieron; terminó el juego de México con la derrota 3-0 ante Suecia y se esperó con ansiedad el final del partido de los surcoreanos y nuevamente la explosión de éxtasis por la victoria de los asiáticos.
Los dueños de la bandera surcoreana fueron más rodeados por las cámaras fotográficas, de video y celulares; fueron felicitados, fotografiados y el grito de "Corea, Corea, Corea..." fue más estruendoso, en agradecimiento por mitigar la derrota y dar a México el pase a octavos de final en la Copa del Mundo.
Gracias a Surcorea no hubo caras marchitas ni lágrimas ni nada por el estilo, aunque sí desilusión por la derrota, pero el grupo Merenglas se encargó de recobrar la mayor alegría. México (NOTIMEX)