En otra tarde de despedidas en la última jornada de LaLiga EA Sports, el Mallorca se llevó la victoria en el Coliseum tras doblegar 2-1 al Getafe y celebró con tres puntos el adiós del técnico mexicano Javier Aguirre, arropado por todos sus jugadores en cada uno de los goles de su equipo, obra de Muriqi y Maffeo para contrarrestar el de Gastón Álvarez para el conjunto azulón.
El Getafe y el Mallorca otra jornada con muchos nombres que de algún modo decían adiós, como casi todos los estadios de España en una Liga en la que no había nada en juego en la última jornada. En este caso, el Coliseum acogió el adiós oficial de Jaime Mata y de Nemanja Maksimovic, en el bando azulón, y de Javier Aguirre en el bermellón. Otros como Raíllo, Maffeo o el Pichu Cuéllar también rumian su despedida, pero de momento todavía no es un hecho consumado.
Por eso, el duelo, ni ningún tipo de incentivo deportivo en la clasificación, tuvo cierto toque de emotividad, sobre todo para Jaime Mata y Maksimovic, que tenían delante a toda su afición para cumplir con su última misión en el Getafe. Y, de los dos, Mata tenía una misión: marcar para superar a Manu del Moral y convertirse con 38 goles en el jugador con más goles en Liga de a historia del Getafe.
Estuvo bien arropado, sobre todo por tres jugadores que acompañaron muy bien en su adiós. Fueron Mason Greenwood, Óscar Rodríguez y el juvenil Alberto Risco. Todos marcaron la diferencia para el Getafe. Estuvieron muy inspirados y colmaron de mucha profundidad a los hombres de Bordalás.
Mención especial para Risco, que debutó en el once del Getafe ante la gran cantidad de bajas que tuvo que cubrir Bordalás. En total, hasta siete por lesión y sanción. El chaval cumplió y demostró que puede ser un jugador de futuro muy interesante.
El Mallorca, con una alineación revolucionaria de Aguirre, con muchísimos cambios, notó las caras nuevas que aparecieron sobre el césped y fue dominado casi desde el principio hasta el final, aunque gozó de alguna ocasión para evitar la victoria del Getafe, que fue el que acaparó casi todas las opciones de gol.
La primera fue para Greenwood, casi al principio del partido. El británico se sacó de la chistera un buen disparo que frenó con una intervención magistral Cuéllar. A Greenwood le siguió Jaime Mata, que tuvo la más clara de la primera parte. El delantero del Getafe acarició su gol tras una gran jugada entre Óscar y Risco. Fue Raíllo, que se lanzó al suelo en el último momento, quien evitó el tanto número 38 de Jaime Mata.
El Mallorca, grogui, se salvó de marcharse al vestuario por detrás en el marcador. Pero el Getafe no asumió ese empate y casi en la primera jugada de la segunda parte, Óscar dio un pase en profundidad a Gastón, que reventó la red de la portería defendida por Pichu con un excepcional zurdazo.
Aguirre, tras el gol, reaccionó con varios cambios. Dio entrada a Dani Rodríguez, a Muriqi y a Larin y el Mallorca dio un giro de 180 grados al duelo. Pasó a dominar por completo el choque y rápidamente pudo empatar el duelo con un disparo de Llabrés al que respondió Soria con un paradón.
El portero del Getafe pasó a ser el protagonista del duelo por una acción desgraciada. Chocó contra Larin y tras diez minutos tirado sobre el césped mientras la ambulancia esperaba actuar para sacarle del estadio, salió por su propio pie. Eso sí, fue sustituido por Fuzato.
Esa acción afectó a los jugadores del Getafe, que se desconectó con el susto de Soria. El Mallorca, mientras, siguió a lo suyo y dio la vuelta al marcador con dos zarpazos en el tiempo añadido: Muriqi, de cabeza, y Maffeo, eficiente ante Fuzato, dieron la victoria al Mallorca. Ambos celebraron sus goles con el resto de sus compañeros en el banquillo, arropando a Javier Aguirre con abrazos y aplausos.
Y así terminó un duelo que tuvo quince minutos de añadido en los que el Getafe no pudo evitar otra derrota, la quinta consecutiva, en un mal final de temporada. Mata y Maksimovic se despidieron con sabor amargo. El dulce se lo llevó Javier Aguirre, que se despidió del Mallorca con una victoria marca de la casa: sus cambios, dieron un giro un duelo que tenía perdido y, ya de paso, se erigió como el rey de las tres despedidas que hubo en juego en el Coliseum. Madrid (EFE)