Por Roberto PELÁEZ
“Con ocho o 10 equipos, primero reconocemos que no son muchos, y segundo nos las arreglamos para un calendario extenso, de manera que las muchachas jueguen lo más posible, se desarrollen, muestren sus habilidades, y por ningún concepto literalmente ‘dejar morir’ el futbol femenino”, significa el experimentado entrenador Arnulfo Jiménez, ligado por alrededor de cuatro décadas a esta hermosa disciplina deportiva.
“Está claro que el receso desde marzo nos afectó mucho, apunta, pero acatamos las indicaciones de las autoridades locales para evitar contagios, entonces al abrirse los parques tratamos de dar continuidad a lo que veníamos haciendo, involucrando a cuadros de experiencia, y otros que tienen deseos de llegar lejos y luchar por los primeros puestos.
“Por un lado planteles como Las Vegas Élite, Revolution, América, Legacy, ya saben lo que es jugar liguillas, involucrarse en finales, ganar trofeos, pues resultan una garantía de torneos reñidos, permiten ver en acción a jugadoras de calidad, y por otro pues Toca la botella, Santos, Cobras, Deportivo Fasa, quieren ‘codearse’ con los de más nivel, disputar cada juego, y cada vez es más difícil vencerlos”, comenta.
Vinculado a la Escuela Latinoamericana de Futbol, Jiménez considera que los partidos, el medirse a diferentes equipos, es lo que contribuye al desarrollo de las jugadoras “por eso nuestra preocupación, si no se juega, entonces se pierde la motivación, el deseo de entrenar, de esperar ansiosas el fin de semana o los días pactados para salir a la cancha; no es fácil reunir a decena de equipos para jugar 11 contra 11, es una modalidad que al menos en el femenino se ve muy poco en el valle, y es necesario fomentarla, invitar equipos, pensar en la posibilidad de reforzarlos con futbolistas de equipos eliminados para que jueguen.
“Con los cuadros inscritos, explica, organizamos torneos a dos o tres vueltas, de una liguilla para los cuatro primeros en la tabla de posiciones, además de semifinal y final, o sea, queremos que jueguen, lo den todo por sus equipos.
“Volvamos a lo del receso, resalta, estábamos atentos para cuando se dieran instrucciones y se abrieran los parques, pero también queríamos evitar lesiones, que las muchachas regresaran a las canchas en cero millas, entonces con varias de ellas nos comunicamos por teléfono, le dimos indicaciones de lo que debían hacer en casa, ejercicios, fortalecimiento de los músculos, entrenar las habilidades con el balón, los pases... lo importante era que no estuvieran inactivas”.
Platica de las temperaturas “cuando suben, pues ajustamos los horarios de juego, aumentamos los minutos de descanso, exigimos por la hidratación, pero ahorita hay una buena temperatura para jugar futbol, no hay calor ni frío, y tenemos que aprovechar estas jornadas”.
