La depresión, apuntada como la causa que llevó al suicidio a Tori Bowie, triple medallista olímpica en Río 2016, ha reabierto el debate sobre la incidencia de un mal casi invisible que, según recientes estudios, afecta al 6 % de la población y a 21 de cada 100 deportistas de elite.
La especialista estadounidense en 100 y 200 metros no competía desde el 4 de junio de 2022. Según sus vecinos en Winter Garden, un cotizado suburbio de Orlando, poco salía de casa, pero tenía a menudo serios conflictos personales.
Desde su entorno se dijo que estaba agobiada por cuantiosas deudas y, más triste aún, que estaba embarazada de siete meses.
Mientras las primeras investigaciones descartaron evidencias de violencia en la casa de Bowie, a la que llegaron policías la semana pasada alertados porque en su interior “no se observaron movimientos en días”, la prensa publicaba detalles y testimonios que daban cuenta de su compleja situación emocional.
La validez de los hallazgos de los medios no tardó en ser ratificada por el cantanter Paul Askew, amigo íntimo de la velocista de 32 años nacida en un humilde hogar en Misisipi.
“La depresión es real, por favor, cuiden de su gente. Nunca sabes contra qué pueden estar batallando sus mentes”, escribió Askew al lamentar el trágico fin de la doble campeona mundial en Londres 2017 en 100 metros y 4x100, y bronce en los 100 en Pekín 2015.
TODOS EN PELIGRO
La depresión fue señalada en 2022 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el mal que afecta a 300 millones de personas.
La entidad calcula que para 2050 será el principal problema de salud, un panorama aterrador, pues actúa como si fuera invisible, y para muchos, como Tori Bowie, es la puerta al suicidio.
Hoy, se cree que en el mundo cada 40 segundos una persona se quita la vida, es decir, casi un millón cada año. Pero no hay que perder de vista el número de aquellos que lo intentan.
Resulta paradójico, pues siempre se afirmó que la práctica del deporte es beneficiosa para la salud física y psíquica.
Sin embargo, médicos, psicólogos y psiquiatras, preparadores físicos y entrenadores coinciden en destacar los efectos que plantean a los deportistas exigencias propias de la profesión, que pueden resultar brutales.
Exigencias como las derivadas de las presiones de los patrocinadores o federaciones por resultados superlativos, o las angustias que generan malos momentos o lesiones de lenta recuperación que minan las condiciones atléticas.
Estos factores desatan miedo al fracaso o, lo que es peor, precipitan el fin de una carrera.
En América estos han sido los casos más lamentados.
GOLF: EL PELIGROSO ABISMO QUE SEPARA LA FAMA DE LA COTIDIANIDAD
El 9 de mayo de 2010 los cimientos de la Ladies Professional Golf Asociation (LPGA) quedaron estremecidos con la noticia de la muerte de Erica Blasberg en su residencia en Henderson, unos 24 kilómetros al sureste de Las Vegas.
La policía encontró el cuerpo de la joven de 25 años con una bolsa plástica amarrada en la cabeza.
Tras 107 días de silencio y especulaciones, la oficina del forense concluyó que dijo que Blasberg murió por asfixia, y que el cadáver presentaba rastros tóxicos de medicamentos, incluido un analgésico que sólo se vende con receta, así como otras drogas para la tos, el dolor y la ansiedad.
Al profesionalismo había llegado seis años antes. Su mejor año en la LPGA fue en 2008, cuando empató en el octavo puesto del SBS Open en Hawai. En esa temporada acumuló 113.000 dólares en ganancias, según la LPGA, pero para entonces ya manifestaba que se sentía sola.
El deterioro de la salud mental de la golfista. “Estaba decepcionada. De pronto decía cosas que ‘prendían focos rojos’. En una ocasión mencionó que no sentía que tuviera amigos, lo cual era completamente falso”.
CICLISMO: KELLY CATLIN NUNCA MÁS FUE LA MISMA
La triple campeona del mundo de ciclismo en pista Kelly Catlin se quitó la vida el 7 de marzo de 2019 con tan solo 23 años.
Catlin, ganadora de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la prueba de persecución por equipos, se fracturó un brazo en octubre de 2018, y en diciembre de ese mismo año sufrió una conmoción cerebral en un accidente.
Para la selección estadounidense y el equipo Rally Cycling, así como para sus padres, Kelly nunca más volvió a ser la misma.
“Ya no podía concentrarse en sus estudios o entrenar igual de fuerte. No podía cumplir con las obligaciones que ella sentía que tenía, no podía vivir a la altura de sus propias expectativas”, relató su padre, Mark Catlin.
BÉISBOL: NO ES UN ASUNTO AJENO A LA EDAD O LA EXPERIENCIA
A los 58 años el venezolano Omar Malavé parecía haberlo hecho todo con suficiencia. Referente en su país como jugador de los Cardenales de Lara y de los Azulejos de Toronto en las Grandes Ligas.
Ya como entrenador estuvo al mando de Cardenales de Lara, Caribes de Anzoátegui, Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes. Y de los Azulejos en dos etapas: 1991-2009 y 2011-2012.
A lo largo de 2021 fue mánager de los Algodoneros de Unión Laguna hasta que el 22 de noviembre se suicidó en su residencia de Miami.
Su hija confesó que durante meses luchó contra la depresión, pero no esperaba que fuera derrotado.
“Para todos los que quieran saber qué pasó. Se mató. Esta es la verdad que no me contendré porque la salud mental es muy importante. ¡Le puede pasar a cualquiera! Incluso alguien como #omarmalave Nunca en un millón de años pensaría que mi padre haría esto, pero lo hizo. Somos todos”, escribió la joven en las redes sociales.
Pero estos problemas que conducen a la depresión, y empujan a muchos al suicidio no son exclusivos de la élite del deporte.
En el ámbito aficionado muchos competidores sucumben a cuadros de ansiedad, pánico y frustración, primeros peldaños hacia la depresión, debido a que sus objetivos y expectativas no se cumplen. Redacción Deportiva (EFE)