Ante el beisbol hay que ‘quitarse el sombrero’

Por Roberto PELÁEZ

 

¿Te gusta el futbol? Que bueno, es un deporte hermoso, que contrario a lo que piensan muchas personas no se juega con los pies.

Se imagina, 22 jugadores (as) tras un balón, es el ideal para los países pobres, de pocos recursos, sin embargo...

¿Y el boxeo? También te gusta, lo sigues, eres un aficionado. Que conste que me refiero al boxeo de verdad, no al teatro de quinta categoría, al robo, al que defienden quienes te meten -literalmente- las manos en los bolsillos y te venden gato por liebre, mientras los flamantes “campeones” escogen a sus rivales, los hacen bajar de peso, los debilitan. Eso (todo hay que decirlo) no sirve, demerita al boxeo.

Si amas los deportes no puedes quedar indiferente ante el atletismo, desde los 100 metros planos en menos de 10 segundos hasta la exigente prueba de maratón, la marcha o el declatlón.

¿Y qué decir del salto alto, del salto largo, el triple, la garrocha, el lanzamiento del disco, el martillo, la jabalina, los relevos? No hay dudas, el atletismo también es un deporte hermoso, con muchas modalidades, para complacer hasta a los más exigentes.

Personalmente me apasiona el ciclismo, el ciclismo sin EPO, tranfusiones de sangre, toda esa porquería que un día (o muchos días) estuvieron de moda.

Admiro sobremanera a quienes entrenan todo el año, compiten, recorren 200 kilómetros, suben montañas que resultan exigentes para los vehículos, desafían la lluvia, la nieve, nos temen a las caídas (¿o sí?). 

Hay muchos deportes hermosos, emocionantes, diría que todos, cada uno con sus características, ahí está la gimnástica; intente algo en un aparato, trate de dar un salto tan espectacular que le pongan su apellido... entonces entenderá mejor este deporte.

He dejado las últimas líneas o párrafos para el beisbol, una disciplina deportiva que muchos tildan de aburrida, eliminada de golpe y porrazo de los próximos Juegos Olímpicos. Justo es decirlo, no muchos intereses comulgan con este deporte, un juego demora como promedio casi cuatro horas, tiempo en que tal vez no conecten por donde está usted ni un inofensivo elevado. La televisión no está para ‘cosas’ como estas.

Afortunadamente millones de personas siguen el beisbol, se ponen de pie para aplaudir un jonrón, una relampagueante jugada de doble play, o al jugador que es capaz de correr de home a primera base en menos de cuatro segundos.

 

¿Qué me dicen del tiro desde los jardines para poner out en el home play a quien pretende anotar? ¿Y los pitchers? A base de velocidad (lanzamientos de 96 millas por hora o más), o de excelente control, limitan el gasto ofensivo de sus rivales. Ante el beisbol, no lo dudo, me quito el sombrero.

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