Por Roberto PELÁEZ
“Si tuviera que escoger entre la calidad de un jugador, su versatilidad o integralidad, seguro apuesto por la última característica”, destacó el entrenador Alberto ‘Betillo’ Hernández, quien guió a varios equipos -Real Stars- a triunfos en diferentes divisiones y ligas futbolísticas del valle.
“Está claro que admiro la calidad del futbolista, sin importar su edad, siempre que salga a la cancha y muestre sus habilidades, comprenda que este hermoso deporte es una modalidad de conjunto; también aprecio a quien puede hacer las cosas bien en diferentes posiciones, lo que repercute en el desempeño del seleccionado”, argumentó ‘Betillo’, amante incondicional de todos los deportes.
“Sin embargo, agregó, lo he reiterado, prefiero al que se distingue en la cancha por su clase, juega para el equipo, muestra respeto a todos, mantiene excelente disciplina, es buen estudiante y mejor persona”, afirmó categórico.
A una pregunta, el conocido entrenador respondió: “en Tijuana practiqué boxeo, tenía mis seguidores, pero lo dejé a tiempo, lo que no afecta el cariño que siento por el boxeo, simpatizo con los peleadores que gustan del intercambio, aunque admiro a quienes dominan la técnica”.
Con residencia fija en Las Vegas, a instancia de su hijo Víctor, el entrevistado comienza a incursionar en el futbol. “Leí sobre entrenamiento, vi numerosos vídeos, soy de los que concede importancia a la preparación física, a la disciplina, el respeto a los compañeros, al árbitro, a los rivales, sin descuidar los estudios, por eso siempre platico de integralidad”, sostuvo.
“Estuve ligado a jugadores de corta edad, a equipos femeninos, de adolescentes, valoro también la relación con los padres, me gusta que no se limiten a llevar a sus hijos al entrenamiento o los juegos, los dejen allí y luego vuelvan por ellos, prefiero que los vean desenvolverse, sigan su desempeño”, señaló.
“Si algo me llena de orgullo, advirtió, aparte de los numerosos triunfos que conseguimos en múltiples divisiones, es ver crecer a los niños, a los adolescentes, saber que tienen buenos resultados en la escuela, quieren seguir adelante con sus estudios, incluso muchos ya trabajan, ayudan a sus familiares.
“Cuando nos encontramos, prosiguió, me gusta cuando le comentan a sus familiares que fui su entrenador, que lo enseñé mucho sobre el comportamiento dentro y fuera de la cancha, sobre el respeto que merecen los demás... ése es para mi el mejor trofeo.
“Se pueden ganar medallas, salir en los periódicos, sin embargo soy del criterio de que los triunfos van y vienen, los títulos se ganan y se pierden, los records, pero la formación es para siempre, el ser respetuoso, amable, considerado, es lo que queda”, concluyó.