Por Roberto PELÁEZ
El guatemalteco Noé Mejía es lo que muchos consideran, un enamorado de pies a cabeza del futbol, “más que todo, afirma, me gusta entrenar y dirigir equipos infantiles, aunque debo reconocer que soy un defensor del equipo Deportivo Santa Rosa, cuando dirijo trato de extraer el máximo a los jugadores, siempre los aliento, trato de que se sientan cómodos sobre la cancha, familiarizados con la posición en que juegan, resalta entusiasmado.
“Tiene que ser por eso, las ganas que le ponen los futbolistas, que conseguimos triunfos en categorías pequeñas y entre los adultos”, comenta Mejía.
De un lugarcito de Guatemala llamado Santa Rosa, llega este hombre sencillo, amigo de sus amigos, hombre a toda, dicen quienes lo conocen bien, deseoso de trabajar y salir adelante con su familia, pro quería vincularse al futbol, y la oportunidad pasa por su lado precisamente por intermedio de algunos de sus allegados.
“Mire Noé, usted puede hacer buen papel al frente del equipo, usted sabe para ser director técnico, la gente le juega bien, sigue sus indicaciones”, le dicen, y él no se hace de rogar, asume la responsabilidad deseoso de sumar varios trofeos, siempre que sea, pide, con el equipo que lleva el nombre del lugar donde nació y creció, donde tiene muchos amigos.
“El equipo Deportivo Santa Rosa, de adultos, advierte, es un seleccionado con posibilidades cuando asumo en calidad de director técnico, comenta, sin embargo varias personas coincidimos en que era necesario exigir disciplina dentro de la cancha, que los jugadores se entregaran a la altura de su calidad; estaba seguro, subraya, que cuando los futbolistas se decidieran a jugar íbamos a estar siempre entre los primeros lugares, pero teníamos que hacer ajustes, reitera.
“No olvido aquella final, en la liga UMCAF de Manny Rivas, teníamos delante al favorito Alianza United, comenta Mejía, y fíjese que nunca he sido de subestimar al contrario.
“Perdíamos (0-1), recuerda, pero dominamos en el área de ellos, y nuestro atacante Miguel Pineda se encarga de igualar (1-1) varios minutos hasta que ellos cometen una falta en el área.
“Varios jugadores querían cobrar el penal, pero le dimos esa responsabilidad a Servin Cruz y lo hizo bien, después defendimos, cerramos bien atrás sin dejar de atacar, porque me gusta el estilo ofensivo. Ganamos 2-1. Nunca voy a olvidarlo”, sostiene, mientras contempla una foto del equipo con el trofeo.
“Agradezco la entrega de los futbolistas, resalta Mejía, y el amor que sienten por la camiseta; prefiero dirigir equipos disciplinados, usted puede tener mucho talento, si no juega para el equipo, todo eso sirve de muy poco... el futbol es un deporte colectivo...
“Las indisciplinas van desde no poner en práctica la estretegia que trazamos, hasta subestimar al contrario, faltarle el respeto a los rivales y al árbitro, a los aficionados, eso no lo tolero, hay que jugar, cualquiera tiene una noche mala, pero hay que jugar”, finaliza.
